LOS CUATRO ACUERDOS, parte tres.

Hola hola, sigo compartiendo esta maravilla de “receta vital para la felicidad y plenitud”, que a veces cuesta aplicar, porque estamos programados de otra manera, pero que nos viene bien practicar. Esto es como hacer ejercicio con el cuerpo. Hacer Hypo Gym para el cuerpo es como practicar Los cuatro acuerdos para la mente y el espíritu. Te lo digo y me lo estoy diciendo a mí misma.

Repasamos los dos primeros de los que ya hablamos en su día:

✨Sé impecable con las palabras.

✨No te tomes nada personalmente.

Esto parece fácil pero lleva mucha conciencia y un trabajo diario. Más que “trabajo”, pongamos la palabra práctica, o ejercicio, que la palabra “trabajo” tiene mucho peso. Seamos impecables (y lo más precisos posible) con las palabras.

Vamos con el tercero: NO HAGAS SUPOSICIONES.

Esto es difícil, ¿eh?… Estamos siempre suponiendo. Si me dijo tal cosa supongo que quiso decir tal otra. O me miró de este modo entonces yo supongo que está enfadado o que no le gusto o que me detesta. No me llama entonces supongo que me ignora.

Si lo pensamos un ratito, nos damos cuenta que todos los principios están interrelacionados. Si yo supongo, es posiblemente porque el otro no fue preciso con las palabras. Y además, me lo tomo muy personalmente.

El proceso de suponer es inconsciente y forma parte de los sesgos cognitivos del cerebro; es un atajo que toma tu proceso cerebral intentando encontrar una vía de escape o solución rápida. Por lo general, se basa en un impulso rápido por el que asocias información basada en tu experiencia de vida, y la conectas con esa situación actual. Esto generalmente no trae un resultado certero porque no viene de un lugar genuino.

Sería mucho más fácil preguntar: “¿Qué quisiste decir con eso? ¿Me miraste mal o me lo pareció? ¿Por qué no me has llamado?” Pero claro. Esto supone dos cosas: una gran conciencia, y valentía (no siempre escucharás la respuesta que quieres escuchar y tienes que aceptarla), y requiere conciencia en el otro y sinceridad, honestidad; vamos, que sea impecable con las palabras. (Muy posiblemente el miedo haga al otro poner excusas y desviar la atención hacia otro lado).

Con toda esta comunicación fallida, no podemos tener más que malos entendidos. Lo que los Toltecas llaman, MITOTE. 🥴

Y si agregamos el WhatsApp ya ni te cuento. Ahí te lo tomas personalmente, y le pones el tono que tú quieres. El WhatsApp es fantástico; pero también ha hecho mucho daño.

Es verdad que hay situaciones y personas en nuestra vida que nos han herido y las vamos a procurar evitar a toda costa. Demonizamos a algunas personas por cómo se han comportado antes; ellos quizás sienten “me ignora totalmente”, o, “me odia”. Pero tú simplemente, te estás protegiendo porque no quieres volver a ser herido. MI-TO-TE.

A mí no me agrada mucho el mundo adulto, con sus pseudo llamadas responsabilidades: trabajar para pagar cosas; lidiar con la burocracia; liquidar impuestos, las multas, la agresividad y sobre todo, lo que peor llevo, lo gris. La falta de juego, de libertad en el día a día, de crear, de reír fuerte, de bailar y cantar por la calle. Parece vedado o hay que ponerse ciego de cervezas. Nunca comprendí esto. Pero algo bueno que nos debería dejar “el mundo adulto” es comunicarnos mejor. Poder decir las cosas sin edulcorante, porque el otro es adulto y puede recibirlas. Claro que, para que esto funcione, hay que ejercitar mucho lo de las palabras; ojo, y aquí agrego “el lenguaje corporal”, que a veces, o casi siempre, dice más que mil palabras, y, tomado personalmente, puede hacer mucho daño.

Pero, del mundo adulto, no nos llevamos la mejor parte. Esto requiere práctica, deseo de cambio, un gran nivel de conciencia. Las discusiones, las regañinas, el echar culpas, sólo sirve para quitar energía. Aparentemente, quien lo ejerce, chupa esa energía. Pero estoy segura que más tarde o más temprano, se vuelve en su contra. No crea nada bueno.

Por eso, estaría muy bien practicar:

Ejercicio 1: Soy impecable con las palabras, digo exactamente lo que quiero decir. EXACTAMENTE. No me voy por las ramas, no echo edulcorante. No quiere decir ser agresivo. Soy neutral; no necesito robar energía; sólo expreso exactamente lo que quiero decir. Lo sabré porque el corazón se sentirá bien. No habrá ruido interno.

Ejercicio 2: Si me dicen algo, o veo un gesto hacia mí, no me lo tomo personalmente. Pienso “es algo que la otra persona dice o hace”. Si viene cargado de agresividad “la otra persona está reclamando atención, estará pasando un mal momento”. Si no me gusta lo que recibo, si es una crítica, puedo evaluar cuánto de eso es cierto. Si he cometido un error, pido perdón. Con eso debería bastar (aunque a veces se nos pide que nos arrastremos un poco más, es todo una lucha por la energía, y la luz -algún día hablaré de esto). De todos modos, si lo recibo, y sé, que mi YO real no puede ser amenazado, podré digerirlo y encajarlo mejor, y aprender. Realmente nada ni nadie puede destruirte (a TU SER).

Ejercicio 3: Si dicen o hacen, y no me queda claro, PREGUNTO. ¿Qué quisiste decir? ¿Me miraste mal por algún motivo? ¿Hice algo que pudo herirte?” Pregunto, escucho (ESCUCHO; no estoy a la defensiva por las dudas). Luego podré estar de acuerdo o no. Recibo lo que sirve; tiro a la basura el resto. Si se agitaron mis emociones, RESPIRO. Y sigo siendo YO. Sigo habitándome.

Tres ejercicios, que no son de HYPOGYM, pero qué bien sientan. ¿Practicamos?

Abrazos.🤗

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *