Pienso que el cuerpo es la nave que te permite viajar por este plano, por la Tierra, por esta experiencia material, 3D. De momento nuestra experiencia no es más que una peli de Pixar. Si no cuidas tu nave, si no cuidas que esté bien por dentro y por fuera, es como cuando se te rompe el auto, o el coche: se acabó el viaje. O por lo menos, el viaje se hace dificultoso, cuesta arriba, con frenazos, con ruidos insoportables, sin aire acondicionado en verano y sin suspensiones. Una tortura. El infierno en la Tierra.
Por todo esto, me formé muy jovencita como Monitora de Aerobics, siempre fui al gimnasio o hice algún deporte. Pasé por el squash, natación, muchos tipos de gimnasia, baile, buceo deportivo, y últimamente Bikram Yoga. Me formé en Pilates y, hace unos años, en Gimnasia Hipopresiva (más sobre la formación en Low Pressure Fitness).
Si yo hubiera conocido esto último al principio, quizás no me hubiera machacado tanto en el gimnasio. Luego verán por qué algunas prácticas habituales de gimnasio son contraproducentes. Si yo hubiera conocido esta técnica después de dar a luz mellizos, quizás no me hubiera operado la tremenda diástasis abdominal que tenía, sino que la hubiera corregido practicando. Pero no lo sabía. Cuando tienes (tenés) hijos, o por lo menos entonces, allá por 2005, al mes ya te mandan al gimnasio, a correr, a hacer abdominales, a hacer spinning: ¡HORROR!
Por toda esta curiosidad por mejorar, siempre me han interesado además los temas de alimentación. ¿Te suena alguno de éstos?: La Antidieta, La Zona, Dukan, Montignac… Uff. Muchos más. Al final, en este aspecto me rijo por unos principios básicos y que corresponden al sentido común (mi padre decía que es el menos común de los sentidos, así que hay que repetírselo a uno mismo cada tanto): COME SANO.
¿Un árbol da manzanas? Si la respuesta es sí, cómelas. ¿Un árbol da Donuts? Si la respuesta es no, no los comas. Fácil, ¿no?
Tranquilos, no les voy a echar la charla. Con el tiempo, el cuerpo me fue pidiendo menos carne, menos procesado y menos cantidad de comida. Ahora como la mitad que cuando tenía 20 años. ¡Y a veces pienso que sigue siendo mucho! Aquí les cuento unas pocas reglas básicas que yo he ido constituyendo como hábitos. Aquí está la clave, en crear hábitos. De nada sirve entrenar mucho un día, o comer muy sano un día, y luego veinte días a pizza, kebab y comida precocinada.
Mejor poco a poco, conquistando nuevos espacios, pero siendo el monarca en ese nuevo espacio conquistado.
Mis pocas reglas:
- Come si tienes hambre.
- No azúcar.
- No harinas blancas.
- No grasas saturadas.
- No lácteos (o los mínimos posibles)
- De vez en cuando descansar órganos.
- Cuando llegue la hora, si llega, no más carnes ni embutidos.
*La soja también está bastante manipulada, prefiero leche de arroz, coco, avena o almendras. Las razones por la que no tomo lácteos son muchas: en la edad adulta no digerimos la lactosa; la caseína es tóxica; las vacas son sometidas a atrocidades -entre muchas cosas, tienen mastitis, se les suministran antibióticos, y un largo etc. ¡que luego te bebes tú!, además de las hormonas. Hay relación entre el consumo de lácteos y los cánceres hormonales (próstata y mamas). Y podría enumerar muchas más cosas. Si te interesa lee El estudio de China. Yo de sólo pensarlo, no quiero beberlo ni comerlo (aquí están también el queso, el yogur, la crema, … En fin). Un día tentarte con un helado o un sandwich mixto, ok. Pero todos los días leche en el café… Más el queso… Más el helado… Más la bechamel… Más… Más… Uff… Es un montón.
Chin pon. De a poco, y creando hábitos. Mejor pocos cambios sostenidos, que todos juntos un mes y luego frustración y abandono.
Si quieres saber más sobre esto, te recomiendo “El camino a tu peso ideal”, de John Ribes. Él se tomó el trabajo de resumir sus veinte años de experimentos con la nutrición, con su propio cuerpo, y lo volcó todo en un libro. Hay que ayudar a las personas a estar mejor, y a veces hay demasiada información.
Con el tema alimentación, me voy a quedar aquí. Parece difícil, pero no lo es. Sólo hay que cambiar la mirada de las cosas. Como dijo una vez mi amigo, Antoine, el piloto, aquel que hablaba con un Principito “Para ver claro sólo hace falta cambiar la dirección de la mirada”.
Por supuesto debo decir que soy antitabaco. Otra vez, no te voy a echar la charla, cada uno sabe lo que quiere hacer con su vida y sus pulmones. Pero, los cigarrillos no nacen de los árboles, y sabemos, que peor que el tabaco, son todos los químicos que le acompañan en el pack, y que son devastadores. Con la gimnasia hipopresiva trabajarás tu capacidad respiratoria; es un contrasentido si te dijera “Fumá, tranqui, está todo bien, y ahora hagamos unos hipopresivos”. Hacé lo que quieras, pero mejor si dejás esa droga también (¡y te vas a ahorrar plata!) .
Ahora esto último en español: Haz lo que quieras, pero mejor si dejas esa droga también (¡y te vas a ahorrar pasta!).
Esto de ser bilingüe es lo que tiene.
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